Tanto silencio
en nichos se arrincona
y duerme mudo,
envuelto entre las sombras.
Arboles tan altos hay,
que para oir se inclinan
el respirar de las hojas
y el palpitar del suelo.
Tanto silencio
en ramos se amontona,
y se va deshojando una corona
que no quiere ver mañana amanecer.
Bruma que cae del cielo como baba
desdibuja el horizonte
con su gris, mi corazón confunde
y lo aprisiona.
Y con mano morosa, como laguna oscura,
de aguas quietas, resbala por las losas
y se funde con la noche.
Llevándose mil estrellas de mil cruces.
La sombra lo empaña todo y nada se deja ver.
Ya no sé si ando senderos o los hago con mis pies.
Ya las tumbas son el suelo, los nichos cielo, tal vez.
Los panteones cipreses,y los caminos van ciegos
con mi recuerdo que fue.
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