Si el cielo se derrumbara
sobre mis pies, insensibles…
mi mirada, congelada, se mantendría fija.
El miedo ya no hace brillar mis pupilas,
ni siquiera las empaña.
Los nervios pasaron,
también los pálpitos…se fueron…
…también las lágrimas.
Ilusión y esperanza cruzaron ,
como estrellas fugaces,
frente a mis ojos
que, cansados, no persiguieron su rastro.
No hay más que pensamientos infinitos,
suspendidos en la flama agobiante
que aprisiona
y detiene
los pasos…
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